Conchita Muñoz | Fotografia

El 2012 se acaba y es hora de hacer un repaso a lo que ha dado de si este año fotográficamente en cuanto a flora, es difícil elegir entre las maravillas que he descubierto y he podido fotografiar, algunas buscadas sin existo y gracias a los compañeros de afición este año las he encontrado. Crocus de invierno,  Crocus nevadensis subsp. marcetii Esta planta es endémica del prepirineo español. Crece en pastizales y matorrales sobre suelos pedregosos, gusta de terrenos margosos y tolera lo yesosos. Flores con tubo de color blanco o lila muy claro con nervios más oscuros, aparece a principios de la primavera. Campanilla de invierno, Rompenieves,  Galanthus nivalis Es una planta perenne, bulbosa, con dos hojas acintadas, flores solitarias, blancas, acampanadas, colgantes, crece en claros y orlas de hayedos. Por su belleza y su floración invernal nos resulta muy atractiva ya que aparecen en un momento que no es fácil ver flores. Su bulbo es toxico.

Hablando de orquídeas a esta se le podría clasificar como la reina de su especie, su porte, sus flores y su mecanismo de polinización la hacen especial y si tenemos en cuenta que en la península Ibérica queda muy reducido su hábitat a unas zonas concretas del Pirineo debemos cuidarla para seguir disfrutando de ellas. Cada primavera fiel a su cita aparecen las flores de esta orquídea para ser polinizadas, esta es la única orquídea que para evitar la autofecundación su labelo es como una trampa que obliga a los insectos a pasar por un lugar determinado para asegurarse de que lleven  el polen a otra flor, cada flor tiene una duración aproximada de 15 días. Planta Eurosiberiana, en la Península Ibérica se distribuye por el Pirineo, catalogada como “Planta en peligro de extinción”.  En Aragón desde el año 2004 tiene un plan de recuperación. Su nombre popular nos hace referencia al parecido del labelo con un zapato o zueco: zapatitos de dama.

Cerca de Teruel podemos disfrutar de un paisaje diferente y lleno de encanto y de color, paseando por este lugar parece transportarnos al lejano oeste tantas veces visto en las películas de indios y vaqueros. La Rambla de Barrachina con sus suelos áridos y erosionados donde el viento y el agua han creado un paisaje que nos trae al recuerdo del Gran Cañón del Colorado a escasos Km. de Teruel. Un paisaje de grandes y empinadas cuestas con escasa vegetación donde destacan alguna que otra Sabina albar (Juniperus thurifera) entre el matorral. Un pequeño collado separa La Rambla de Barrachina de La Rambla de Valdeciervos. Y desde este lugar tenemos una imagen impresionante con la ciudad de Teruel al fondo, donde observar las diferentes capas de los sedimentos que forman las Muelas y los grandes barrancos formados por el arrastre de materiales por el agua. Entre areniscas y sabinas paseando por La Rambla de Vald